29 de febrero 2016, año bisiesto de 366 días
La Tierra realmente tarda 365,2422 días en girar alrededor del Sol.
Pero bajo el actual calendario occidental –introducido a fines del siglo XVI– se estableció que un año constaría de 365 días.
Y la porción restante –de cinco horas, 48 minutos y 46 segundos cada año– se suma para formar un día adicional cada cuatro años, como una forma de mantener nuestros relojes sintonizados con la Tierra y sus estaciones.
Ese día en cuestión se le suma al mes de febrero, que por eso este año tiene 29 días.
La culpa es del emperador Augusto
Bajo el gobierno de Julio César en el siglo 1 a.C., se comisionó a los astrónomos la tarea de mejorar el antiguo calendario romano, que consistía de 355 días al año con un mes adicional de 22 días cada dos años.
Se pensaba que el calendario se había quedado irremediablemente fuera de sincronía con las estaciones y por eso se creó el año de 365 días, con un día adicional cada ciertos años para incorporar las horas adicionales acumuladas.
Fue así que nació el año bisiesto. Y en esos años especiales, el mes de febrero, que originalmente tenía 29 días, pasaba a tener 30.
Pero se cuenta que cuando Augusto se convirtió en el primer emperador del recién establecido Imperio Romano, quiso tener un mes nombrado en su honor con los mismos días que el mes de julio, que honraba a Julio César.
De tal forma por decreto del emperador Augusto, febrero terminó cediéndole un día a agosto.